sábado, 29 de diciembre de 2012

Lo mejor en CINE y MÚSICA - en mis blogs correspondientes -

Siento llevar tanto tiempo sin aparecer por aquí, pero el deber me llama. Me llama y absorve. Pero he podido entre tanto confeccionar dos pequeñas listas con lo mejor que he visto este año en cuanto a cine y música metal se refiere.

Os dejo los enlaces, pero os abro el apetito con dos imágenes que encabezan ambas listas. Espero que os guste todo lo que vais a encontrar dentro.






Amenra - Mass V - (2012)

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Beak> "Beak>>" (2012)

Escondido bajo este curiosísimo nombre podemos encontrar a Geoff Barrow (Portishead), Billy Fuler y Matt Williams. Barrow, cabeza pensante/futurista capaz de construir y producir música que quita el hipo. Sus creaciones sombrías se llenan de una vida húmeda, oscura y sintetizada.

El asombroso mundo de Beak> es el minimalismo del futuro. Una música que hace que cuerpo y mente quieran exteriorizar sensaciones y se tengan que propagar por el interior de uno mismo sin salida alguna al exterior, quedándose a vivir en nuestros  fluidos sensoriales.

Música del Siglo XXI lanzada hacia nuevas fronteras. "Eggdog" y "Ladies´ Mile" son dos de sus bombas de una lóbrega experimentación eléctrico  musical.


El disco lo tenéis pinchando sobre la portada.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Trastornos.




Al borde del suicidio, rodeado de personas que lo ignoran. Bien por un acantilado, bien por la terraza o desde un simple bordillo a la desesperanza. De cabeza, de pies, de espalda o con los ojos cerrados. Ciertas y extrañas fuerzas que nunca habían hecho visita alguna, incluso, ni siquiera avisado. Tentaciones y temblores. Nervios descontrolados fuertemente controlados. Vaivenes, dudas, sustos, miedo y terror. Una jungla en vías de destrucción pidiendo a nadie una salvación. Oyendo voces, viendo vidas y muertes. Sintiendo y asimilando que una desesperación se te ha colado dentro de ti. Sobre ti, hacia ti y por ti. Y sólo tú eres el responsable y único capaz de arrancar esta nueva, pesada y densa sombra que ha caído sobre ti.

Lidiar con la tentación, la agonía y la supremacía de la auténtica y descomunal sintonía con tu propia vida. Apaciguar tu ritmo de vida intentando guardar risas para otro día. La calma que tu propio psiquiatra te pediría, sobrevolando como una densa nube de gas tóxico que te ahoga y saca de ti todo para desnudarte y venderte, como cualquier vida de aquellos años donde nadie te conocía. Luchando por una claridad existente pero lejana. Mordiendo con sabiduría lo que antes no pensaba o sucedía. Saboreando mis días entre una ficción tristemente real y pesada. Saliendo de lo oscuro a lo claro y cayendo por instantes al nuevo pozo de un mundo desarmado.

Poco a poco en un combate de años donde no existe ni campana ni ring. Sin jueces ni número de asalto. Una lucha despiadada donde no hay más agua que unas lágrimas que lavan tu sangre a tu cuerpo pegada. Sin final o con una vuelta de tuerca tan sorprendente que cualquier guionista soñaría. Vendidos, sí, como una especie de cuerpos gritando al mundo por una salvación aun llena de amargura y dolor. Aguardando por un no suicidio y sí una luz que su brillo te queme todas las penas. Esperando y soñando por un rumbo mejor. Navegando, surcando, muriendo o viviendo por un viento a favor.

martes, 6 de noviembre de 2012

Cosmopolis (2012)


Debo ser masoquista, friki ya lo sabía, voy contra viento, marea y cierta parte de la humanidad. La paciencia, esa que años atrás no tenía, parece haber mejorado un poquito y encontrarse en vías de auto-transformación. Pero con el transcurso de la vida y la regeneración de mi cerebro o el de su putrefacción, no dejo de pensar en lo que realmente está sucediendo ahí arriba. Y “Cosmopolis”, la última película del gran –en tiempos lejanos- David Cronenberg (“Inseparables”, “Spider”, “Chrash”…), es una muestra de lo que menciono. Director que ha dejado de lado el cine que lo elevó a lo más alto del fantástico: se atreve ahora a adaptar la exitosa novela de Don Delillo con mismo nombre. Una novela que refleja de manera breve y contundente un implacable retrato del capitalismo. Que muy lejos de afectar al frágil sistema reinante parece reforzarlo, circunstancia que podría llevarle a la autodestrucción.

Cronenberg, que no se reconoce por ningún lado, nos presenta a Eric Packer (Robert Pattinson), un joven multimillonario, que planea cortarse el pelo en su barbería favorita en la otra punta de la ciudad. Recorriendo Manhattan en su limusina, por la que van pasando su mujer, sus socios y sus amantes. Eric descubre que alguien quiere asesinarle a la vez que el caos se apodera de su imperio. La era del capitalismo puede llegar a su fin. Y de manera lenta, densa y por momentos, increíble creer el estar aguantando, vemos la caída de nuestro protagonista al infierno más rojo y ardiente donde especulaciones, un futuro imprevisible –o previsible según avanza la limusina- es inevitable e interesante.


La avaricia de nuestro protagonista. La prolongación de sus negocios que son su propio asesinato. El no encontrar reparo, dolor o sentimientos en sus actos, lo convierten en un –enfermo- y diabólico magnate buscando su propio final. La limusina, su estado y el lugar donde termina nuestro –su- viaje, en un mano a mano con Benno Levin (Paul Giamatti) hacen pensarse muy bien lo que acabamos de ver. 

Escrita para un diario local y "aprovechada" de paso para mi blog Cinema Underground, donde la hago un poco más extensa.

jueves, 25 de octubre de 2012

In & out




Los cristales oscuros tapan el color de mis lágrimas. Aquí, apartado, entre la fauna y la flora que lucha por sobrevivir compartiendo el día y la noche, la pobreza y la tristeza, pero todo con esa alegría natural.

Escucho y veo las guerras. Siento las muertes y las injusticias. Serio pero sonriente: afronto una caída al infierno, infernal, de la que ya me he cansado de mirar.

A lo lejos siempre la luz, la del orgasmo, la de la salvación o la de mi propia fundición. Pero ahí está, sin dejarse atrapar y muchas vidas con ello poder solucionar.

Saldré, saldremos, viviremos y todo esto afrontaremos. Con o sin Dios. Mediante rituales satánicos, como con terapias de tu madre propia.

Y ahora, cuando el sol sigue sin marcharse, incluso, llegándose a pegar, surgen dulces y suaves brisas que suavizan mi cara levantando levemente mi existencia.

Pero ante esta opaca oscuridad que asola mi ser, lucho sin parar. Oscuridad que, sabiéndolo, ciega mis caminos, mis puentes y mis salidas, se adosa a mi cabeza para ir comiéndome las entrañas día a día, minuto a minuto. Y me pregunto entonces que curioso lo de querer siempre abrazar la oscuridad y la soledad (buscada), que una vez dentro y considerándote uno más, quieras salir por unos instantes y ya no encuentres esos pasos de atrás.

Pasos que un día me hicieron grande sin dejar nunca de adorar la oscuridad y la buscada soledad. Y sí, matizo, porque hay diferentes oscuridades y soledades muy bien diferenciadas.

jueves, 18 de octubre de 2012

Con y sin sentido.



Amamanta de tu madre Dios.
Llora  por tu padre.
Crece y cree.
Llora y muere.
Odia, grita, amamanta y muere.

Disecciona a tu madre.
Martiriza a tu padre.
Bebe y muere.
Llora y vive.
Tú, se tú y muere como tú.

Arrodíllate y perfora tu ser.
Quema a tu Dios.
Libera tu demonio.
Amamanta.
Llora, grita, vive y muere.

martes, 16 de octubre de 2012

Lo imposible (2012)



Se hace posible y real con “Lo imposible” de Bayona algo que parecía casi imposible…  irrecuperable. Ni crisis, ni la subida del i.v.a ni nada.  Este barcelonés ha roto la barrera y sequía de asistencia y con 8.985.000 de euros, consigue ser el mejor estreno de la historia del cine en España. En su primer fin de semana ha conseguido levantar a esas personas perezosas y ahorrativas, o que prefieren verlo todo en casa, a gastarse los 7’20 euros que cuesta una entrada (en Murcia) actualmente y disfrutar del espectáculo del cine en pantalla grande. A disfrutar de la magia de una sala, recalco, que no de una película. Porque como en todo en esta vida, para gustos y sentimientos, colores y estados.


Sí “El Orfanato” me pareció horrenda, ésta, sin llegar a esos límites, me parece y ya puede ser fiel al testimonio de una persona que lo viviera: un despropósito alucinante en una búsqueda segundo tras segundo de la lágrima fácil de espectador, que ya de por sí, iba buscándola en todo momento. Pero oye, amigo, no se pueden forzar secuencias, cortarlas para mostrarnos (o intentarlo), más dolor si cabe, pero ¿de quién? me pregunto yo. Cuando todos los personajes son prácticamente superficiales, cuando no das tiempo a meternos dentro de unos de ellos y vivir realmente su dolor y desesperación, ¿qué quieres o esperas de un espectador entonces? Sí, a muchos los has hecho llorar y los clínex sacar. A otros, emocionar con lo que realmente está bien hecho en este trabajo y no es otra cosa que la espectacularidad con la que está rodada la llegada de la ola y su posterior desenlace. Porque otra cosa aquí, no la hay.


“Lo imposible” narra aquel triste y brutal desenlace de la naturaleza en las costas del sudeste asiático en 2004, donde arrasó e inmortalizó en la retina del mundo entero, algunas de las imágenes más impactantes de nuestra historia reciente, pasada y futura. Allí yacieron cientos de seres humanos, flora y fauna, quedándose todo reducido a la nada. Y ese pasado, con el único sonido del mar comiéndose la tierra, el ruido de los árboles quebrándose, las casas descuartizándose y la gente suspirando por sus últimos segundos de vida y dolor: es el que de verdad hizo que se me contrajeran las tripas y emocionara. Porque en “Lo imposible” de Bayona sucede eso, pero de forma superficial, sin llegar nunca a emocionar (que no tiene porqué hacerlo) o a calar con alguno de los personajes de la historia. Ni María (Naomi Watts), ni Henry (Ewan McGregor) y casi tampoco sus tres hijos, consiguen transmitir el verdadero dolor de lo allí acontecido. Por no hacer un punto y aparte con el doblaje de los pequeños… y es que una película hay que verla como hay que verla.


Culpa de que sólo me gustaran ciertos momentos del film y porque estos están, repito, muy bien rodados, la tiene su guionista Sergio G. Sánchez. Escrita sin garra, continuidad y delicadeza. Sin vista ni proeza. Una historia que se deja llevar por el impacto tanto del desastre natural como del emocional. Una película que para un servidor, es una metida como un puño, donde sólo se quiere hacer más grave lo imposible. Y sí, ha venido bien para animar a que la gente se lance al cine, aunque sólo sea por unos fines de semana.

martes, 4 de septiembre de 2012

Letras de guerra.




Caminas por una carretera que sabe a guerra, donde sus arcenes, que apenas existen, son todo batallas. Las líneas son la discordia y el surrealismo diario. Una lucha para no salirte de ella, que te deparará quebraderos de cabeza, pensamientos insanos y risas con la muerte. La exposición al sol y el peligro de ser comido por los buitres carroñeros, probablemente, sea lo que menos te preocupe. Y su asfalto, que arde como la mismísima tierra de la que ahora te quieres alejar, te absorbe por los pies, comiéndote muy lentamente. Untándote, pringándote de un fuerte e insoportable olor a vida muerta. Y en esas, que oyes letras de guerra que matan tu tiempo. Eres tú contra el tiempo y la carretera. Contra la guerra, el asfalto, las letras y el olor a muerte que aumenta por metros. 

Te girarás hacia atrás y observarás una nube densa que terminará por cubrirte, asfixiarte y matarte. Del más lejos cosmos se acerca sin ningún otro fin que tragarte. En su interior guarda únicamente gas toxico y materia podrida. Ya no sólo debes de luchar contra carreteras, líneas, surrealismo y vidas que atrás dejas. Ahora, tu nuevo compañero de viaje, hará por qué no te detengas, ya que por el contrario, sucumbirás al desmallo y a la disipación. A la evaporización o extracción. A la muerte o la extrema y difícil codicia por sentir, que eres y serás, un guerrero con cientos de batallas. Batallas personales que a veces no quedan atrás. Pero batallas, que algún día desaparecerán.

Y por entonces, igual ya hayas dejado de caminar. O bien porque el asfalto te haya tragado, o, porque esta vida te haya malinterpretado y de ella bien te hayas apartado. Quién sabe si esa nube realmente procedía del cosmos y contenía lo que mencionaba. Quizás, igual,  en uno de esos pequeños arcenes: tropezaste, caíste y bajo tierra yaciste. 

Letras de guerra que matan tu tiempo. Tanto tiempo, que ni lo existe para poder pensar en ello.

jueves, 16 de agosto de 2012

Breve tormenta solar


Muy breve, muy breve fue el momento en el que Laura, Paula y Julia pasaron por mi cabeza. Fue una tarde de una gran tormenta solar. Tanto sol y calor hacía esa breve tarde, que sus nombres quedaron almacenados en cuestión de segundos. Los barajé segundos después y luego supe, cual sería el sitio de cada una de ellas. Aun no les ha llegado su momento. Aun deberán luchar cuerpo a cuerpo, y alma contra alma para vencer a esa terrible y breve tormenta de sol. No sé quien de ellas saldrá vencedora. No sé si habrá ganadora. Sólo, que ellas tres, han cubierto brevemente un tiempo de mi vida.

miércoles, 25 de julio de 2012

Rise.


Ni cinta, ni madera, ni suelo, ni agua. Muchas ganas, pero parado por la fisionomía, por la física y abocado finalmente a duros minutos al sol de una curiosa y bonita limpieza. Duros minutos, cortos, pero duros para ser bruscamente expuesto a mi "terrible" realidad. Ni monstruos, ni fantasmas, ni ogros, ni seres sin cabeza. Sólo agua, tierra y madera han hecho falta para que mi cuerpo se  haya sentido abatido y recluido a un balancín. Balancín que mece todo tipo de mentes, cuerpos y memeces. Vaivén que relaja, que excita, que aclara y que sostiene. Que me sostiene, porque hoy, el "día del comienzo", me ha atrapado o yo, simplemente, me he dejado caer sobre él.

¿Día del comienzo? ¿Acaso hay día para comenzar? Pero no es una continuación diaria de esta vida sana, malsana o como nosotros queramos vivirla o llamarla. Necesitaremos de máquinas o podremos nosotros solos? Nos ahogaremos, moriremos, resucitaremos y nos reinventaremos. Escribiremos y mostraremos lo que dentro de nosotros hay para escupir.


Pero por el momento y cuando creí haber vencido: sucumbí y morí. Triste y pobre de mí por creerme lo que aun no estaba logrado. Rico de mí cuando vuelva a resurgir, porque entonces, en el infierno, y no donde Satanás es el dueño, sino en el otro, las cosas comenzarán a oler y sentirse de otra forma.

Hoy es un día más en este planeta del que recordaremos más bien poco.

martes, 10 de julio de 2012

Vencer o Morir.



Volviste a por mi y me atrapaste en una noche que se volvió toda loca.
Diversión, distorsión y confusión. Agua fría, realidad y el sol quemando (bajo unas gafas) mis cansados y gigantes ojos.

Conseguiste convencerme y sin saberlo, crucificarme. 
Me crucificaste y me cambiaste como en antaño.
Me golpeaste duramente una y otra vez, y me acostumbré a ese dolor. 
Dolor que durante tiempo durmió a mi lado. Dolor que ha vuelto a posarse junto a mi. Maligno dolor.

Luché sólo contra ti y te vencí. Una lucha abierta y sonora. Una batalla dura de afrontar, pero convencido de quererla ganar.

No imaginaba que mi fuerza por unas noches, días, meses, se debilitara. Nunca hubiera imaginado volver a ser empalado. Jamás, y como ahora, mi lucha en la absoluta soledad me ha hecho por salir aireado de tanto dolor que me has provocado. Yo no soy para ti, tu no eres para mi. A mi, no vuelvas. Yo, no te voy a recibir.


lunes, 2 de julio de 2012

La pequeña empresa.




La pequeña y desafortunada empresa vive desde un buen tiempo atrás una, o, la más absoluta y brutal crisis laboral, no ya que yo recuerde, sino que recuerden, incluso, los más grandes del sector y fuera de él. Tristemente van cayendo una detrás de otra, sin compasión ni estipulación. Dejan atrás sangre y sudor de muchos años de dura lucha contra las grandes empresas de su propia ciudad, como con las de fuera –muy corriente últimamente esto. Presupuestos guardados y llenos de polvo salen a la luz para comprobar boquiabiertos los precios por los que en un tiempo atrás se trabajaba y por los que se hace a día de hoy. Muchos de ellos (obreros) y muchas de ellas (empresas) dando siempre lo mismo de sí y entonces e irremediablemente, salta la pregunta más obvia. Otros, esas nuevas empresas que emergen de un día para otro; pagando míseros sueldos, ahorrándose el dinero del seguro de sus obreros para su futuro coche –de gama alta - y comprando materiales de segunda para su nueva casa en la huerta con todo tipo de lujos… o en la playa, o en la gran vía,  o donde plazca. Por esto y, por supuesto, por el brutal asesinato que ha sufrido la construcción de mano del gran empresario – que muchas veces ni lo era – que quiso y ha querido (desde el 2008 por centrarnos en un punto de partida), hacerse millonario en cuestión de días o meses. Ahora, pues toca meterse el ladrillo por donde nos quepa, porque no hay ni para levantar un simple pared de un baño.

No paramos de perder dinero día tras día, porque no generamos, porque no hay ni una pizca de luz a lo lejos de que vaya a haber cualquier solución a esta estrepitosa y preocupante situación. La avaricia nos ha hundido en el pantano más fangoso y lúgubre que jamás hubiéramos imaginado. La codicia de unos está matando la vida de otros; hogar, alimentos y ropa. Tres palabras esenciales que todo ser humano debería de tener desde que sale el sol hasta que se pone. La lucha por sobrevivir en este sistema que nosotros mismos hemos construido está haciendo que la gente trabaje por el más ridículo de los jornales mensuales que se haya conocido. Hace mucho tiempo – y esto sí que es triste -, que dejó de existir la familia y los amigos a la hora de conceder un trabajo. Por dos euros, paso de tu cara y sí eres familia, que más me da. Los actuales presupuestos hacen sonrojar a más de uno y de dos. Dejan en vergüenza a unos y satisfacen a otros. Las consecuencias… a la larga se pagan. Sólo importa lo más barato, lo más ruin. Ni amigos, ni familias.

Qué sí, que es cierto que no hay ni para pipas. Pero volvemos al comienzo de todo nuevamente. 

Y sí a todo esto le sumamos, que es elocuente que debemos hacerlo, la increíble gestión del presidente que salió y del que entró hace unos meses. Pues podemos ponernos contra una pared y decirles  “a discrecionnnnnnn”. Sinceramente, no me ha gustado Zapatero. Evidentemente, deseando que se marche el señor Rajoy y su forma tan peculiar de mandar sobre el resto de ciudadanos. Rajoy es lo más nefasto e irrisorio que este país va a tener como político en toda su historia de democracia. He dicho democracia? Dictadura, perdón, quería decir dictadura. Las gestiones del gobierno están arrasando y dejando a este país, incluso, sin lo más mínimo y necesario. Pronto, el nuevo Sáhara.

La pequeña empresa es más pequeña que nunca. Ya sólo queda dar vueltas entre apuntes y presupuestos: m2, m lineales, mano de obra, materiales, seguros, licencias, etc…  El pequeño comercio desaparece entre sus estanterías y cámaras de carne. 

La pequeña empresa ha sido mi vida, de la que he comido y con la que he crecido. Señores y Señoras, sin la pequeña empresa, sin el pequeño comercio; no habrá vida.

jueves, 24 de mayo de 2012

Alcancé a sentirte.



Alcancé a verte. Sólo tuve que pensar un poco en ti. No imaginé que duraras tanto de dentro de mi. No creía que nunca te fueras de ahí. Noté entonces, que de verdad me querías. Vi que te importaba, vi que te necesitaba. Imaginé que soñaba, porque hacía tiempo que fui a la deriva.

Cuanto he llorado contigo. Cuanto he aprendido. Disfrutado y evadido. De cuantos ratos de ti me he servido. Siempre a mi lado. Para dormir. Para levantarme. Para cuando he ido a comer o incluso para cuando han sonado notas de tristeza. Que grande siempre me has parecido.

Hoy, anoche, ayer y mañana reiré contigo y también descenderé al infierno. Me he dado cuenta, que desde que empecé contigo, no ha habido amor más grande jamás conocido. Te he cuidado como si fueras mío. Te cuidaré como si no tuvieras a nadie más contigo.

Alcancé a sentirte.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Desde la garita.





La luna era puro esplendor. Belleza y seducción. Los perros ladraban como si les fuera la vida en ello. El centinela vigilaba esa seductora luz y las gargantas de aquellos revolucionados sabuesos. La noche estaba diferente, alterada. Algo en el ambiente corría por su cuenta, libre de ataduras y responsabilidades. Más cuando la noche y esa dulce luz hacían siempre lo que querían. Atados sólo perros y centinela. Atados de por vida.

Algo tan distante llamaba aquella noche la atención más de lo normal a los animales noctámbulos, seres moribundos y a esos  guardianes de la noche. Otras muchas veces el cielo gris lucía, pero aquella noche y por parte de lo que allí había, la noche negra lucía. Luz lunar, pero negra la noche de aquel día.

Sería su luz, la sonrisa o la mirada, pero a esa noche algo le ocurría. El silencio se acumulaba entre ladrido y ladrido. Entre paso y paso del vigía. Y curiosa y extrañamente, las sombras poco a poco desaparecían. El peso de la luna cada vez era mayor. Las gargantas, algunas, desafinaban y el centinela, cada vez más nervioso y desesperado, ya no parpadeaba. Qué quería la luna contar esa noche? Qué tenía pensado hacer? Explotaría? Hambrienta estaría? Negra se pondría?

El centinela pensaba en bajar de la garita y calmar a los perros con algo de comida y caricias. También en quedarse dentro, ponerse los auriculares y perderse en la inmensa noche de sonidos y sonoridades producidos por los ladridos, la luna, que empezaba a gesticular o la propia música. Música teletransportadora. Horas de nocturnidad, música para la evaporizaciòn.

Las horas correrían, los perros en lobos se convertirían. La luna hablaría y el señor que todo lo veía, ciego se quedaría. Culpa de la blanca luz, de los aullidos o de la propia cordura que lentamente desaparecía. Pero la voz a la luna no le correspondía. Era desgarradora y crujía. Sonaba todo desde la garganta. Parecía como si esos salvajes lobos la tuvieran poseída. Crujía la luna, los perros y la maldita garita que allí estática permanecía.

Y si fuera eso. Y sí la garita era la que se interponía entre perros, luna y el vigía? Pero, y qué pasaría? No era un lugar encantado. Allí nadie se había vaciado o desprendido de su vida. Era un caseta en alto, sin más, o con menos que contar. No, no podría ser una vieja caseta de hierro y madera, pintada de blanco lunar con zócalo de aullido animal la que aquella extraña noche todo lo cambiaría. Qué locura!!!

Entonces la luna echó a andar. Dos pequeñas piernas con pies redondos salieron de la parte más baja y circular de aquel cuerpo que empezaba a tener vida. Aquello descolocó por completo a la noche. Cambiando su negro por pálido. Los perros retrocedieron, el vigilante por un tiempo enmudeció. La caseta ahora cobraba vida y parecía seguir a los necios que tanto anteriormente el respeto le perdían. Pero que sería del vigía, que poco a poco la ceguera recuperaría para perder entonces la voz por la de la luna, que comenzaba cada vez más a dejar patente su poder y sabiduría.

Costaba creer y entender tal locura. Por la voz  -quebrada -, pero por las cosas que decía, claro estaba. Los perros, la garita y el vigilante ya daban por hecho que aquel suceso de allí no saldría. La luna estaba cada vez más cerca. Su voz era más potente según se acercaba. La luz empezaba a quemar. Y sorprendentemente, la música que en ese momento sonaba por los auriculares, se convirtió en banda sonora de aquel pasmoso berejenal. Es como si se hubise conectado a un circuito de potentes altavoces y darle así a la luna la bienvenida. No sería esa música la culpable entonces? Estarían aliados? O fue la misma sangre dividida, partida y ahora dispuesta a unirse nuevamente, aunque la pequeña, pero enorme luna chocase contra los allí presentes y de ellos, de nosotros, nada quedase.

Ya no se pensaba, ni el intento por ello. Los lobos comenzaron a bailar, la garita también corría y el centinela, despojado de todo lastre y dispuesto a afrontar una vida de otra forma que aun no sabía. Bajó y junto a los de colmillos blanco se posó. Los cimientos de la caseta quedaron para futuros excavadores. La luna estaba a escasos 3 millones de kilómetros. Aquello brillaba al son de la música, como la música y como lo más bello que jamás hayas visto y sentido. Los lobos , que ya no aullaban, no tenían garganta y se echaron al suelo. La garita se cogió los faldones y se sentó al lado. Y el centinela, como pudo, se hizo un hueco entre los chuchos y apoyando su espalda en una de las patas de la caseta, también cedió y aguardó.

Pero el qué? La llegada de la sonora luna?. De la parlante y con pies redondos luna. Tendría nombre? La recibiríamos allí sentados? Sin más regalos, ni pancartas, ni un sabroso cóctel de bienvenida al menos. Se sentaría a nuestro lado? Charlaríamos e intercambiaríamos opiniones sobre la nación? Nada, absolutamente nada de eso pasaría, porque ya se encontraba a 1 millón de kilómetros y la voz ahora la tenía entumecida.Vimos entonces que nada de eso ocurriría. De la música lágrimas salían. Llantos de desesperación. Algo extraño y real sucedía. Los lobos, la caseta y yo (el vigía), nos miramos y nos preguntamos de nosotros que sería. Nos acurrucamos y seguimos disfrutando de aquello que la luna nos había regalado. Si moríamos; sería una última, extraña y única noche que nadie más viviría. Si vivíamos; sería la misma noche, pero con la luna sentada a nuestro lado. Observándola y escuchando su vida y sus llantos.

Sus lágrimas nos rociarían, impregnarían y avisarían de una nueva forma de vida, que desde ese mismo día, comenzaría.

Morir para vivir.



Aparecieron las arañas, garrapatas y hasta las pulgas internas que hacía tiempo que ni olía. Me comían, me devoraban  sin piedad, pero antes de esta de esta aparición, llegó la pregunta y su consecuente sudoración. Agaché la cabeza, como si estuviera abatido y todo acababa de comenzar. Dejaba que me comieran entero y no había oposición alguna. Pasados unos minutos ya era carne de todo tipo de bichos de este mundo y del otro. Poco después era pasto de salvajes y pequeños devoradores. Había desaparecido el sudor, pero apareció entonces la confusión. El desorden mental me llevaba a la desesperación, dispersión y a la inexplicable  y crítica situación.

Esos seres llevaban tiempo queriéndome comer, pero la barrera construida era alta, recia y consistente. Era difícil el que penetraran por mis entrañas, cuanto más que me succionaran sangre, fuerzas, pensamientos y humor. Pero un descuido de mi capataz en su torreta como vigía fructífero el gran e inesperado ataque de esos asquerosos animales de ciudad que no paraban de alimentarse de este y de aquel, de la otra y del otro. Esta vez me tocó a mí y por más que luché, por más que saqué mis armas de destrucción; humor, paciencia y positivismo,  pudieron conmigo. Aquel día me comieron y necesité de una rápida atención. Llegó o no llegó?

Necesité de urgencia un nuevo corazón y no importaba el estado, ya que seguro peor que el mío sería imposible encontrarlo. De una cabeza, más retorcida incluso que la mía. Tampoco importaba. Y de un cuerpo que pudiera mantener toda aquella nueva ola de vivencias que empezaban a nacer, a resurgir, a resucitar de manera descontrolada. Pues parecía que necesitaba morir, ser expuesto en carne y hueso a toda aquella realidad para volver a ver todo como siempre lo había hecho. Igual debí dejar ser comido con anterioridad. Igual hubiera encontrado esos besos invisibles en el camino mucho antes de morir.

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