La lluvia esta mañana me ha traido recuerdos de mi epoca de estudiante, de esas tardes en las que, como decia Sabina, sentados en corro, merendabamos besos y porros, y las horas pasaban deprisa... entre humos y risas y conversaciones "intrinsecas"(se la robo a los morancos la palabreja) sobre la vida, el amor y la revolucion.
Porque por aquel entonces yo creia en la revolucion, y en la mesita de mi piso de estudiante revolucionaria(pagado con el sudor de mi padre,que nunca entendio esa mania mia de querer saber mas) se apilaban libros de revolucionarios, revoluciones y patrias.
Uno de ellos fue "los que luchan y los que lloran" de Jorge Ricardo Masetti,referente, tanto por su trayectoria profesional como personal, para todos aquellos que queriamos cambiar el mundo.(entiendase desde el bar de la facultad) Este libro es el resultado de sus experiencias periodísticas en el propio campo de batalla de Sierra Maestra,que con el formato de una recopilación de crónicas, se convirtió en un conmovedor testimonio de la gesta libertadora que se vivía en Cuba.
El libro narra el reportaje a Fidel en la Sierra, cuando en 1958 se adentra, solo,en el laberinto batistiano, llega a través de oscuros canales a ese pedacito de selva en el que un puñado de barbudos famélicos están cambiando la historia y descubre esa fantástica galería de héroes, Camilo, Barbarroja, el Che, Ramirito, que tanto lo impresionaron y a cuya imagen y semejanza quiso modelar, y modeló su vida. Cuando baja de la Sierra a La Habana, se entera que nadie ha recibido sus reportajes trasmitidos por la emisora rebelde. Se interna nuevamente en la Sierra, repite todo el trabajo, y cuando sale por segunda vez ha visto la acción, ha empuñado el fusil y tiene el grado de teniente del ejército revolucionario. El libro que enseguida escribió, "Los que luchan y los que lloran", es el testimonio apasionante de esa hazaña y de un momento crucial en la vida de los cubanos.
El siguiente texto es el prefacio de Jorge Ricardo Masetti al libro:
Existen dos Cubas: la creada para la exportación y la auténtica, la que pugna por ser integralmente una república.
La primera, convierte el drama en pintoresquismo caribe, con sargentos ascendidos a generales y presidentes fantásticamente ricos que viven en el exilio fomentando revoluciones. La Cuba que escribe Habana con v, para mejor identificación por los extranjeros que van a bailar la rumba, y que sólo tiene voz de maracas y bongó. La Cuba de los carteles de compañías aéreas con bailarines color habano danzando semidesnudos alrededor de una palmera. La Cuba que sólo se concibe libre, mezclada con Coca-Cola y con clima tropical acondicionado para turistas que hablan inglés. Y existe la otra Cuba: la que logró a fuerza de actos heroicos y escándalo sobre cadáveres destrozados, saltar la muralla de bolsas de azúcar y mostrar al mundo entero que las estridencias del cha cha cha no lograban tapar sus gritos de indignación. Que la isla de Martí era ocupada por un pueblo que luchaba violenta y tenazmente por recuperar lo que había ganado al ganar su independencia. Que había logrado que su revolución no fuera una revolución más en el Caribe, sino que se convirtiese en el símbolo de lo que puede la voluntad de ser libre, sobre la maquinaria opresora de una dictadura. No obstante, había que averiguar qué se escondía, si algo se escondía, detrás de ese formidable movimiento.
Contra todas las previsiones, a pesar de las violentas represiones, superando el terror sembrado con prodigalidad de asesino millonario, la revolución cubana no podía ser sofocada y archivada. Los hombres, encabezados por Fidel Castro, se habían mantenido demasiado tiempo en el campo de batalla y la publicidad que había logrado su lucha era lo suficientemente profusa, como para despertar sospechas.
Confieso que salí de Buenos Aires llenos de dudas. Mi opinión sobre Batista estaba formada, por supuesto. Pero había que averiguar quiénes eran los que trataban de voltearlo y a qué intereses respondían.
La única forma de saberlo, de despejar los interrogantes que siempre dejaban abiertos los cables de las agencias noticiosas, de conocer si realmente la causa del Movimiento 26 de Julio merecía la adhesión de quienes querían la libertad en Latinoamérica, era ir hasta Fidel Castro y plantearle claramente las preguntas que nos hacíamos aquí.
Los argentinos queríamos saber quién era el hombre que encabezaba la revolución en Cuba, qué era el movimiento 26 de Julio, qué aspiraciones tenía y quién lo financiaba. Queríamos saber si las balas que se disparaban contra Batista eran pagadas en dólares o en rublos o en libras esterlinas. O si se daba en Latinoamérica la desconcertante excepción de que una revolución en marcha hacia el triunfo no fuese financiada por el propio pueblo."
El periodista nace el 31 de mayo de 1929 en Avellaneda, Buenos Aires.
Su primera vinculación con la política es a través del nacionalismo con marcado acento antiimperialista, es así que ingresa a la Alianza Libertadora Nacionalista en el año 1945, en la que también militaba Rodolfo Walsh; abandona las filas de la misma, cuando ésta toma un carácter pro norteamericano
En el año ‘47, hace sus primeros trabajos como cronista de informaciones generales en el diario Tribuna. Un año después colabora en el diario La Época, y luego en Noticias Gráficas, Democracia y El Mundo. Llega a tener a su cargo la sección política internacional del noticiero de radio El Mundo y a ser redactor de noticias en el Canal 7; entre 1953 y 1954 dirige un diario en Tandil. En ese último año dirigirá también, la Revista de la Asociación de Docentes Argentinos durante seis meses.
Terminado su servicio militar, a los 21 años, se casa con Clelia Dora Jury el 31 de julio de 1952 con quien tiene dos hijos Graciela y Jorge.
En el año 1958 viaja a Cuba, enviado por Radio El Mundo, a entrevistar a Fidel y al Che en la Sierra Maestra.
En enero del 1959 regresa a Cuba junto a su mujer y sus hijos, invitado por el Che. Participa de la “Operación Verdad”. Funda y dirige en junio del mismo año, Prensa Latina, primera agencia independiente de noticias que se plantea romper con el monopolio de la información. “Somos objetivos pero no imparciales, porque no se puede permanecer imparcial entre el bien y el mal…” decía Masetti.
Logró que colaboraran en ella lo mejor de la intelectualidad de la época, Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Waldo Frank, Wright Mills, Gabriel García Márquez, Rodolfo Walsh, Paco Urondo, Juan Carlos Onetti, entre muchos otros.
A mediados del ´60 se aleja de su esposa y se une a su secretaria Concepción Dumois con quien tiene una hija, Laura.
A comienzos del 61 producto de luchas internas renuncia a la dirección de Prensa Latina.
Durante la invasión a Playa Girón, a pedido de Fidel, regresa momentáneamente a la dirección de la agencia. Participa posteriormente de los interrogatorios a los mercenarios.
A partir de su alejamiento de Prensa Latina, su puesto de lucha va a estar íntimamente relacionado a los planes revolucionarios del Che.
Partirá a Argelia, desde fines del 1961 hasta los primeros meses del ’62, donde colabora con el Frente de Liberación Nacional Argelino, acumulando experiencias que lo van a ir formando como futuro jefe guerrillero.
Promediando el año 1963 Masetti será el “Comandante Segundo” al frente del Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP) que actuará en Salta en el norte argentino. El grupo guerrillero es infiltrado y posteriormente derrotado.El 21 de abril de 1964 se internó en la selva en Orán (Salta, Argentina)y no volvio a salir.Tenía 34 años.
Hoy, llorando, reconozco que tendria que haber seguido luchando.
3 comentarios:
¿Se sigue editando?
Un saludo, Jaime
He visto por internet que en 2006 se publico una edicion hasta con un cd con las entrevistas a Fidel y al Che..sino...siempre te quedara descargarlo, presuntamente.
un saludo.
Tiene una pinta magnífica y estupenda esa introducción recordándo cuando se luchaba de la manera que fuese, pero pensando siempre en crecer y luchar, aunque fuera desde la cantina de la Universidad.
Interesante y sacrificada, pero con dedicación y esfuerzo, la vida de Masetti. Me llama la atención. Iré a buscarlo.
Gracias a millones.
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