A veces, te pasas toda tu vida renegando y renegando de todo lo que te pasa y de quien te rodea. Pero no llega uno a caer en la simple tentación de ver que hay antes de tanta estupidez. No se asimila realmente y comprende lo que se podría hacer para contentar al de al lado, que es más tonto e infeliz que una mierda. O más feliz aún, al que está al otro lado. Os habéis parado a pensar en la de millones de amargados que existen, de asqueados de la propia hosquedad mutua. Oye, ¿qué me pongo? Oye, dame pasta. Oye, ¿quién soy?
Gatos que no saben, ni quieren convivir. Gatos amargados y discípulos de César, guerreros apaciguados, pero aguadores de vidas ajenas. Drogados y amenazadores, causas injustificadas, almas las vuestras sin vida, ni corazones. Dejad paso, camino, vía libre y espacio a esas palomas que quiere y necesitan volar en total libertad. Por favor, volar lejos de ese rocambolesco laberinto de habitaciones a izquierda y derecha de los pasillos del infierno con final triste, maligno, pero que con total seguridad (lo visualizo) muy recompensado. Saltar muy lejos de corchos blancos rellenos de miles de especies marinas y de esa olor, igual y aceptable como todas, pero que os tienen atrapada y agotada. Dejad que los malévolos gatos que trabajan en la sombra más umbría sucumben ante vuestro alzamiento y apoderamiento total de vuestro corazón y felicidad. ¿Acaso vuestras anillas os la colocaron para siempre? ¿Vuestro destino o futuro se cerró aquel día?
¿Tu de qué vas? pregunta el gato persa. Se ríe, la dulce paloma en respuesta. Oprimidos y opresores. Desgraciados y mensajeros de la tristeza, el cólico y el temor a vuestra posible y futura soledad y dura vida lejos de vuestras palomas, azotadas ellas, psíquicamente y moralmente por vuestros movimientos “mínimos”. Bastardos gatos, hijitos del dolor familiar, acomodados en una fantástica y cómoda almohada puesta a vuestros pies, que para colmo, enredáis y no limpiáis. Pasar el cacharro de leche y friskies, que se os pudre ante vuestros vacíos ojos, como vuestro áspero, rancio, soso e insípido corazón. Palomas deseosas de ser libres o tentadas por otros animales o seres del bosque. No dejar marchitar vuestra mirada, piel y alas tan necesarias para vuestra excarcelación.
No importa edad, nacionalidad, estado y fisonomía. No importa nada más que la felicidad y el privilegio de uno mismo. Peces globo y peces espada han llegado amarse con locura y no ha habido impedimento alguno para que no lo hicieran. Se rompieron las barreras del amor. El pez globo se hizo indestructible y el pez espada algo más elástico, fueron felices y comieron caballitos de mar. ¿No amo yo a una silla?
Dulce paloma que presides esas habitaciones, sueña y no dejes de codiciar nunca, el estar cantando sobre esa gran manta verde a tus pies el lema, “let the sunshine”. Amiga paloma rodeada de especies marinas, no dejes jamás de ansiar con tu “meta”, y no importa la distancia; 22 km, 42 km, montaña, asfalto, tierra, etc. Soñar equivale a fortuna y satisfacción. ¿Quien no anhela volar o mojarse interiormente del champán que fluye por tus venas? ¿Quién no añora que esas venas estallen e inunden tu cuerpo del sabor de la libertad, el placer y el gusto por lo amado? Excluyendo de la lista a los gatos persas y siameses, que no sueñan, joden y encima mal jodido.
Esta vida está hecha para crecer, descubrir, disfrutar y amar. Ahora más que nunca, hoy más que nunca, volar palomas, volar lejos y posaros sobre lo que anheláis. Y maldigo al creador del dichoso refrán ese que dice que un gato tiene siete vidas.
2 comentarios:
Como siempre...genial.
Vas a aprender, kuro, y mucho en todo lo que vas a empezar ahora, pero no lo aprenderias, ni mucho menos lo disfrutarias,sino fuese por esa chispa que tienes, esa pasion que te corre por las venas (y que te hace rejuntar como nadie todo lo que tienes a tu alcanze) y que hace que todo lo que te propones, lo consigas, y lo disfrutes.
felicidades por esas 60 noches...
Muchas gracias Conguita. Me alegro mucho que te guste.
Por supuesto que aprenderé, tu lo sentirás muy de cerca.
Gracias nuevamente por tus palabras, me hacen sentir muy bien.
60 noches no son nada para las que quedan. Igualmente.
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