Llegamos a momentos en la vida –por lo menos a mi me sucede- en los que encontrar algo que te llame mucho la atención, divierta, emocione, sobresalte para bien o para mal, te duela o estimule mucho, te agrade muchísimo o simplemente, no te deje indiferente o frio, cuesta mucho. En los tiempos que corren y viendo todo lo que hay circulando por el mercado cinematográfico, cada vez cuesta un poquito más ser atraído por una historia verdaderamente buena y si a eso, le sumamos lo que algunos cinéfilos somos capaces de ver o buscar para sentirnos cómodos con la experiencia (con mejor o peor resultado), es para alegrarse mucho cuando te das de morros con A Serbian Film (un ejemplo muy reciente) o con la asombrosa cinta que nos ocupa ahora mismo.
I saw the devil es un claro y fuerte ejemplo de cómo hacer disfrutar al espectador que busca fuertes experiencias, pero partiendo de una muy buena y bien llevada historia, importantísimo esto. Es más, no sé hasta qué punto un aficionado al cine, llamémoslo de nivel normal, puede ser atraído por esta propuesta. Bien por su contenido, como por su origen. He vivido una experiencia como hacía tiempo que no vivía. I saw the devil me ha causado estragos mentales y os voy a contar el por qué de ello.
Kin ji-woon director también de “A Bittersweet Life”, “El bueno, el malo y el raro”, “Dos Hermanas” etc. Tiene desde este momento mi más sincero reconocimiento como un director de los grandes. Un director que no lo consideraba grande, porque sólo he visto “A Bittersweet Life” (muy divertida e interesante) y no se debe de hablar de algo que no se conoce. Ji-woon demuestra nuevamente desenvolverse con la cámara como si la tuviera a su lado desde niño, desafiándonos en dos horas y veinte y tres minutos a presenciar un Thriller sangriento y bestia de una factura impecable y magistral. Quien quiera seguir leyendo, que se abroche el cinturón y ate bien la corbata.
Kyung-chul (Min-sik Choi), un psicópata peligroso que mata por placer. Ha cometido asesinatos en serie infernales con unos métodos diabólicos difíciles de imaginar. Sus víctimas son desde chicas jóvenes hasta niños. La policía lleva tiempo tras su rastro sin lograr capturarlo. Un día, su presa es Ju-yeon , la hija de un jefe de policía retirado, cuyo cadáver es hallado en un estado espantoso. El novio de la chica, Soo-hyun (Byung-hun Lee), un agente secreto, se propone dar personalmente con el asesino. Jura hacer todo lo que esté en su mano para vengarse del criminal, aún si eso conlleva que él mismo se convierta en un monstruo.
Ya en su primera secuencia podemos inundarnos de una delicadeza, sencilla y magistral belleza visual con ese lento avance de la camioneta bajo la nieve, el sonido de los parabrisas, el crujir de la nieve al pasar los neumáticos sobre ella, la oscura y fría noche de Korea del Sur y una música, que es el mejor acompañamiento posible para hacernos entrar en calor. Hay que darse cuenta de lo bien que trabajan los Orientales a la hora de elegir la música. En I saw the devil, podemos deleitarnos ancha y tendidamente de ella.
Tras estos primeros minutos de introducción y dejándonos bien claro que la cosa va muy en serio. Nos veremos metidos de lleno en un tornado que campa a sus anchas y a una velocidad de crucero terrible, llevándose por delante un saco de violencia, sangre, sexo, venganza y odio, brutal, acojonante e increíble. Sin apenas darte cuenta empezarás a ser testigo de una de las venganzas o “la más” terrible, despiadada y salvaje que hayas visto nunca. Y cuando digo salvaje, es qué es salvaje.
La culpa de que todo en esta película sea tan fantástico es principalmente de su director y guionista, pero habría que hacer un fuerte hincapié en sus dos protagonistas principales a los que se debería entregar una medalla por su trabajo tan descomunal. Y al lado de estos cuatro señores, el resto del equipo que se pone delante de la cámara como el que hay detrás. Formando una piña tan compacta y grande que convierten a I saw the devil en un producto cinematográfico sellado con la etiqueta “fragile” (máxima protección con la cinta), guardar entre paños de oro.
Os quedaréis boquiabiertos con la mayoría de sus secuencias donde la violencia es el principal protagonista. Sus diálogos son otro punto y aparte, demostrando saber estar a la misma altura que los momentos de acción, con momentos épicos, llegando, incluso, a rozar una literatura que pasma y cruzando la barrera de lo humano en la mayoría de sus situaciones. No encuentro ahora mismo nada que me haga pensar que I saw the devil no va a ser de lo mejor, sino, lo mejor del año.
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