Ya tocaba ver algo de cine más bien serio en una pantalla grande y aunque el día elegido no era el mejor para mi estado y lo que requiere meterse en una sala a oscuras, luego, cambió todo rápidamente. Chloe de Atom Egoyan fue la elegida esta vez –tampoco había mucho donde elegir- Una película protagonizada por Jualianne Moore, Liam Neeson, Amanda Seyfried y Max Thieriot y un guión escrito por Erin Cressida Wilson. Chloe basada en la película francesa de 2003 “Natalie X”, protagonizada por Fanny Ardant, Emmanuelle Béart y Gérard Depardieu y dirigida por Anne Fontaine. Para esta nueva versión, Atom Egoyan ha querido potenciar la carga sexual y psicológica de la historia y sus personajes, centrando Chloe en los peligros de la fantasía de querer reinventarse a uno mismo.
Catherine (Julianne Moore), una ginecóloga de éxito que lleva una vida acomodada, aunque monótona, junto a su marido David (Liam Neeson) y su hijo Michael (Max Thieriot), comienza a tener sospechas de que David la engaña. Tras conocer casualmente a Chloe (Amanda Seyfried), una joven y bella prostituta de lujo, decide contratarla para que seduzca a su marido y poner a prueba su fidelidad. Pero los relatos de los encuentros de Chloe con David no sólo prenden en Catherine la mecha de los celos, sino también una serie de deseos ocultos que la desconciertan. Atrapada en una telaraña de pasiones y sentimientos encontrados, Catherine descubrirá que en el peligroso juego de seducción de Chloe toda su familia está implicada.
Chloe (la película) es sobre todo un grandísimo ejercicio de dirección, puesto que Egoyan demuestra todas sus cualidades tras la cámara y nos deleita con imágenes y secuencias realmente bellas. Aquellos que disfruten o busquen en una película algo más que ser seducidos por la historia (recordar que es lo más importante, pero que no tiene porqué ser buena) y sepan percibir o sentir los propios pensamientos o movimientos del director; planos, silencios, ángulos de la cámara, la música en cada momento, la fotografía, etc. Todo esto podrá o tendrá otro aliciente más en un trabajo que cuando la historia está falta de algo tan importante como ser pura, o creíble del todo en sus personajes y guión, pueda quedar al menos, un poco satisfecho de lo que acaba de ver. Resaltar su música, tanto el “score” como las canciones elegidas. Toda una sorpresa.
Este film tiene dos nombre propios para mí. Aton Egoyan y Julianne Moore. Y probablemente, si el guionista hubiera profundizado más aún, si le hubiera inyectado a la historia de la auténtica garra que el film requiere, estaríamos hablando de unos de los dramas del año. Julianne Moore se limita a hacer un gran papel, está realmente bien, pero restringido por lo que acabo de comentar, desperdiciando así una oportunidad de demostrar lo grande que es esta Señora. Se come la pantalla cada vez sale por delante de ella. Sus movimientos, gestos y ese cuerpo con esa cara tan especial, hacen de ella una grandísima actriz.
Si hablamos de Chloe (Amanda) es hablar de sensualidad, belleza, ternura, provocación y juventud. Otro trabajo de peso en la película, bien protagonizado, picante y revulsivo. Y puestos con el elenco actoral, no voy a dejar de hablar del lado masculino. Liam Nesson está más que correcto, lleva a sus espaldas un papel serio, pero bastante más secundario. O el papel encarnado por el hijo del matrimonio, también algo más secundario, pero un quebradero total de cabeza en la vida de Julianne Moore
Chole es venganza, amor, celos, erotismo y confusión. Pero la pena es que podría haber sido una explosión de todos estos factores y convertirse en una referencia y no quedarse en pólvora mojada, convirtiéndola en un producto más de la factoría cinematográfica.
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