Todo se apaga y posiblemente haya un nuevo resurgir, pero ha llegado el momento y se apaga.
Apaguemos luces, cerremos ojos y desconectemos nuestra alma. Puesto que todo se apaga y ya no hay luz que valga.
Ahora más que nunca todo se apaga, ya que ha llegado el momento y no veo nada. Ni resurgir, ni luces, ni una misera pizca de vida que alumbre mi existencia. Y cantaré por ello, gritaré por una luz que encienda mi oscura vida que se apaga.
Y en las oscuras rías de esa nueva y fría estación, donde almas desnudas fluyen sin sangre, ni color. Allí donde el negro y la humedad adornan las calles y vitorean una victoria anunciada. Allí donde la ciudadanía son vidas sin alma y almas estancadas. Almas apagadas, ojos cerrados y luces sin vida. Allí es donde debo de ir. Allí, el sitio donde debo morir.
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