El origen del planeta de los simios - Rupert Wyatt (2011)

Con la película bien digerida –se hace en un poco más de la mitad que dura la propia película-  y sin llegar al escaso mediodía posterior de su visionado. Me lanzo contra ella, como los simios contra su descendiente más cercano y arrebatándole (arrebatándonos), lo que un día nos tocó gobernar y destrozar, el planeta. Así, con el simio al mando de todo nuevamente y con su inteligencia suprema, no nos queda otra que ver y esperar hasta volver en algún otro momento de la historia del planeta o en un nuevo Big Bang, de donde nacer después de todo lo que hay antes que nosotros. O quien sabe, igual seríamos esta vez los primeros, por delante de bichos microscópicos, dinosaurios, eras glaciares, simios, etc.

“El Origen del planeta de los simios”, más allá del posible entretenimiento, cosa que conmigo consiguió a ratos. Es a mi parecer, una revuelta de tuerca más, y hecha únicamente para reventar taquillas, para llenarse las arcas con productos fáciles que no te enseñan prácticamente nada nuevo. Aún viendo aquí, lo que sería el titulo propio de la película y la desaparición humana por consiguiente o resultado –todo muy trascendental-, dejándonos casi –y hubiera sido genial- viendo nuevamente a Charlton Heston montado en su caballo sobre la orilla de la playa y estupefacto, viendo la estatua de la libertad totalmente derruida y anclada como si estuviera tomando el sol. Rupert Wyatt no llega más allá de la posible acumulación de especulaciones que el espectador, quien se las creara, pueda congregar en su mente de un futuro incierto que nos depara.

Rick Jaffa y Amanda Silver; inspirados en la novela “El planeta de los simios”, de Pierre Boulle. Son los encargados de escribir un guión más bien soso, lento, largo, sobre pasándose demasiado en secuencias que igual deberían de no existir. Ya que su hora y cuarenta siete minutos, se te hace demasiado exagerada. Se le podría haber hecho un recorte de veinte minutos y nadie notar nada.  Y así, no aguantar personajes sin fundamento, otros, tediosos, sosos o simplemente, sobrantes. Por no aguantar, unos bajones de ritmo considerables cuando se le podía haber sacado mucho más a un producto que pide o pedía, acción sin “cesar”.

Esta precuela (el año 2011 será recordado por el “Año remake”, “Año precuela” o recuela) del ya mítico y maravilloso largometraje "El planeta de los simios" de Franklin J.Schaffner, cuenta como Will Rodman (James Franco, visto recientemente por mí en “Howl”) es un joven científico que está investigando con monos para obtener un tratamiento contra el alzheimer, una enfermedad que afecta a su padre (John Lithgow). Uno de esos primates, al que llaman César (Andy Serkis, el Gollum de la soporífera saga del “El Señor de los anillos"), experimenta una evolución en su inteligencia tan notable que el protagonista decide llevárselo a su casa para protegerlo. Y para investigar como si de un ratón se tratara, con su pobre padre que ya no recuerda ni como acariciar el piano. En esta locura de llevarse el primate a casa, le ayudara una chica guapa haciendo de primatóloga llamada Caroline (Freida Pinto).

Pero como cualquier otra mascota en casa, a no ser que esté muerta, todo serán problemas con el paso del tiempo y en este caso concreto. Con el extraordinario crecimiento de la inteligencia de César y sus consecuencias, como sentimientos y preguntas que le vienen a su pequeño cerebro, del que poco a poco irá sacando provecho para la gran revolución.

Mero pasaje de mi vida que casi ni disfruto, exceptuando momentos muy puntuales. Película que auguraba poder disfrutar de manera considerable, pero que se queda encerrada en la propia jaula de los primates –lugar donde se origina todo-.