El declive de una vida

Película dirigida por Olivier Marchal en el 2008 y que, desde el 2004 con su película “36 Quai des orfévres”, era lo último que sabíamos de este señor. En MR 73, nos cuenta como un policía, Louis Eschneider (Daniel Auteuil) del CID de la ciudad Francesa de Marsella, es relegado de su cargo después de haber secuestrado un autobús con pasajeros e ir cargado de alcohol hasta las cejas. Su nuevo puesto de trabajo será estar en una oficina encerrado e ir solucionando las quejas que se presenten. Sin arma y sin un puesto de trabajo digno de su categoría, Louis empezará a hundirse en su grave trauma que lo está llevando a perder el control total de su vida. Una grave tragedia sufrida en el seno de su familia, desestabilizará por completo al estupendo policía. Louis es de los mejores policías de la ciudad y aún sin poder ocupar su cargo, su amigo Matéo (Gérald Laroche), lo llamará para que lo acompañe a investigar un nuevo caso de asesinato. Se sucederán varios asesinatos en serie, que llevarán a Louis de cabeza, pero que no parará cueste lo que cueste hasta dar con el verdadero asesino. Con el transcurso de la película, la cosa se pondrá más peligrosa y sucia, incluso, hasta verse amenazado por Kovalski (Francis Renaud), encargado ahora de estos asuntos. Louis, pondrá de por medio la amistad de todos sus compañeros más allegados del cuerpo por intentar resolver él, el caso. Marie Angeli (Catherine Marchal), será su ángel de la guarda hasta en los peores momentos, ya que ella es la encargada de todo el cuerpo de policía. Con todas las pistas resueltas, solo queda ir a por el asesino y para ello, Louis contará con su amigo Matéo y así, poder llevarse todos los elogios y subir de categoría de una vez por todas.

MR 73, sin ser una maravilla de película y, muy predecible en muchos momentos, merece la pena de ser vista, aunque sólo sea por la actuación de Daniel Auteuil, impresionante. EL film de Olivier Marchal mantiene un ritmo no muy acertado a veces y unas sub-historias, que preferiblemente, sobra, pero como acabo de decir, las atmósferas que logra conseguir en cada plano que vemos a Daniel Auteuil en su mundo personal, son merecedoras de visión obligada.