Amor, sexo, drogas y revolución

Película dirigida por Philippe Garrel en (2005), en la que nos podemos encontrar a Françóis (Louis Garrel), un joven muchacho que se niega a cumplir el servicio militar. Cuando un oficial llega a la casa de la madre para reclutarlo, François dice que no irá, que le puede disparar si lo desea. Franócis tiene recién cumplidos los 20 años, es 1968 y, como el resto de su generación, no tiene nada que perder. Cientos de miles de jóvenes como él corren a través de las calles, esperando terminar con el aburrimiento de su programada vida. Durante un disturbio conocerá a su gran amor, Lilie (Clotilde Hesme), por el que dejará todo para entregarse a ella en cuerpo y alma.

Los amantes regulares transcurre en Francia a finales de los 60 y, todos conocemos aquella época. La revuelta estudiantil francesa del 68 no se puede entender si no tenemos en cuenta hechos como: las protestas estudiantiles mexicanas que condujeron a la matanza de Tratelolco, la invasión soviética de Checoslovaquia en el verano del 68, las revueltas estudiantiles en las universidades norteamericanas, o la violencia racial que se produjo en EE.UU tras el asesinato de Martín Luther King. Por esto, aunque algunos piensen en Mayo del 68 como un acontecimiento histórico solitario, sin raíces ni cultura, la realidad es muy distinta. Mayo del 68 viene de lejos, es la versión francesa y, por tanto, especial de una revolución cultural que comenzó a finales de los 50 y finales de los 60. La novela es la primera que lanza las primeras señales revolucionarias, después vendrá el cine, la música con los Beatles, seguidos por los grupos de la costa este norteamericana. En el rock, las guitarras eléctricas y las minifaldas barren el mundo.

Mayo del 68 fracasó como revolución, pero transformó la sociedad francesa y las sociedades occidentales. Cuestiones tales como el reconocimiento de los derechos de la mujer, la liberalización de las costumbres, la democratización de las relaciones sociales y generacionales, destrucción del autoritarismo en la enseñanza, cristalizaron en la sociedad.

Pasar del 68 al 69 (que manera más peculiar de mostrarnos el cambio), significó dejar atrás las guerrillas callejeras para encontrarse con los primeros amores y centrarse de lleno en el arte y la cultura. Bien en el campo de la poesía, pintura o la escultura, también la música rock, el opio y el sexo acompañados de largas horas de sofá, cama y fiestas fueron momentos especiales y cumbres en las vidas de estos jóvenes.

Este es el magnifico fondo que Phillippe Garrel utiliza para su último trabajo Arriesgado para el tiempo en el que andamos, parece estar totalmente descolocada en el espacio y el tiempo. Son 178 minutos de metraje totales, en el que el blanco y negro nos devora completamente. Primeros planos mantenidos durante el suficiente tiempo para poder observar y matizar la belleza que este inclasificable director nos muestra. Por supuesto, su fotografía no se puede dejar atrás, creo que es un elemento importantísimo en esta película. Un final para nada esperado y, que después de tanta belleza de un solo color, uno se queda hecho un arco iris. Apta para públicos de mente abierta, con ganas de aprender historia y carnívoros del cine de autor.