Le pregunto si lo van a operar también de la cabeza, pero no si está de la azotea como su abuela. El lo ha intuido y una sonrisa le ha florecido. Parece cansado, pero sólo quiere caminar como cuando ese nuevo Iribar resplandecía.
Vas a por la segunda y las muletas esperan tus gordas y buenas manos. ¿ Habrá epidural? ¡Habrán ganas de orinar, aunque no haya nada que mojar? ¿Tendremos menisco sin rodilla o limpieza de boca con la escobilla? Tu mundo es tan raro, que a veces me cuestiono el mío.
Vas a por la segunda y las muletas esperan tus gordas y buenas manos. ¿ Habrá epidural? ¡Habrán ganas de orinar, aunque no haya nada que mojar? ¿Tendremos menisco sin rodilla o limpieza de boca con la escobilla? Tu mundo es tan raro, que a veces me cuestiono el mío.
Posiblemente, el mejor zamora de antes y de ahora, pero tu inestabilidad y poca cordura, hizo que fueras un grande de la gasolina. Motores, cilindros y chasis cambiaste por guantes y una infinidad de tacos de goma. Veía tus estiradas, palomitas y tu jefatura sobre el verde tapiz. Vi en ti un nuevo porvenir.
Maldita tu cabeza, tu gula y tu pasión por las curvas. En el infierno guardes tu menisco sin rodilla, que una nueva lección te acabas de llevar por no continuar siendo el jefe de las porterías.
Hubieras sido el mejor Zamora de antes y de ahora. Hubieras triunfado donde triunfan los soñadores, hubieras marcado, el mejor gol de tu vida.
Dedicado a mi hermano que está recién estroscospiado de su querido menisco izquierdo.
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