martes, 21 de febrero de 2012

Hora 78


 Las 05:00, las 06:00, las 07:00... No, no es una cuenta (atrás)  horaria hacia adelante. No son las horas que marcaràn el final  del 2012 tampoco, ni siquiera mensajes ocultos bajo letras coloreadas o remarcadas. Por no ser, no es ni una de mis cientos de manías o la obsesión con las agujas del reloj en cualquier madrugada bien de noche, bien de día. Sólo son horas donde tu cuerpo te pregunta por alguna consecuencia o razòn.  Se cuestiona, si verdaderamente, existe causa alguna  con la que destrozar tu mente y esos malditos tic tac de tu corazón.

Vaya hora para ir a la cama, vaya... para salir de ella. Yo, una vez abro y veo la oscuridad, ya soy incapaz de tropezar. Y ya no importa nada, puesto es un glorioso reloj el que anda como si nada, siempre a sus anchas,  y solitario con el tic tac como compañero de muchas horas caminadas que en mi mente se quedaron carbonizadas. Ya queda menos para emsamblarlas, el margen es ridículo y ya apenas queda nada. Una hora, dos, a lo sumo 5.

Pero que importa, si la vida ya está preparada. Tu labor es  sólo cambiarla, con tus sueños,  madrugadas y otras charlas endemoniadas. Qué más da se preguntarán ellos y ellas habiendo día para cuestionarse y cama para glorificarse. Qué más da me pregunto yo, habiendo vida que vivir y no malgastar en un débil y solitario colchón por maldecir.

Me gustan esas horas en las que nadie o casi nadie ha despertado. Nadie o casi, de todos esos nadies, se molestarán en preguntar por una perra, cuanto más por un gnomo. Nadie a esas horas sabe lo rica que es la vida;  lo especial, lo distraída y llena de radiantes rayos de sol que se dejan ver entre los tejados de tu patio. Toda una vida llena de mucha energía.

A las 05:00, hora de parecerme a mi prima la lechuza, saldré a navegar, y una vez en el mar, sólo tengo que hacer por nadar.

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