Tras ver el debut de Kike Maíllo con esta preciosa película, cada vez son más las inquietudes que ahora tengo con los jóvenes realizadores españoles. A estos, se le deben sumar los que ya llevan algunos trabajos a cuestas, pero siempre, fijándome en esos o esas que hacen de una historia, de su historia, algo tan personal, que incluso tu quieres formar parte de su propia creación. Bien en la Ciencia-Ficción como “Eva“, bien en el Terror como fue con “[REC]” o bien la independiente “Smoking Room” otras muchas más, pero por generalizar y no extenderme y si centrarme en la de esta semana.
"Eva”, lejos de funcionar como debería o hubiera esperado, deseado o imaginado, es una fantasía robótica total. Es coger los avances del futuro ya presente y sus conocimientos en un viaje relámpago para marcharnos sin titubear a un época mucho más retro, que no quiere decir que en el futuro se vuelva a implantar esta moda, pero viajaremos algunas décadaS atr� A1s y MAíllo lo ha clavado. Probablemente, el mundo que nos espera de aquí a dos días… sus localizaciones, estilo, ambientación, la dirección, efectos visuales y algunas interpretaciones son sin duda alguna lo mejor de una película, que como digo, es bella técnicamente y estéticamente, pero amigos y amigas, no engancha donde de verdad hay que hacerlo. Y no por eso, jamás se debería de pensar así, una película puede dejar de gustarte o automáticamente aniquilarla si es su guión –la madre de todo- el culpable. Una película son más cosas y el cine es grande por eso –aunque parezca que me estoy contradiciendo.
Esta visión no tan lejana del debutante Maíllo no centra en el año 2041. Donde los seres humanos viven acompañados de criaturas mecánicas. Álex (Daniel Bhrül), un reputado ingeniero cibernético, regresa a Santa Irene con un encargo muy específico de la Facultad de Robótica: la creación de un niño robot. Durante diez años de ausencia, la vida ha seguido su curso para su hermano David (Alberto Ammann) y para Lana (Marta Etura), quien, tras la marcha de Álex, ha rehecho su vida. La rutina de Álex se verá alterada de forma casual e inesperada por Eva (Claudia Vega), la increíble hija de Lana y David, una niña especial, magnética, que desde el primer Momento Establece una reLación de complicidad con Álex. Juntos emprenderán un viaje que les precipitará hacia un final revelador.
Un final que debería de helar mucho más que su porpio paisaje. Una sorpresa final que aún abriéndote los ojos para colocarte en otro nivel de intelegencia, no es capaz de lograrlo. Ni la frialdad que desde rato pasó a ser más calurosa por el magnetismo entre Eva y Alex, ni por el nivel 8 de Lluís Homar y su versión más tierna humanoroboticamente hablando, “Eva” de Maíllo funciona bien en todo menos en lo que os comentaba con anterioridad.
Claudia Vega, se come la pantalla, irrumpe, necesita ser la protagonista absoluta. Lluís Homar (xrsdf1…) espléndido. Y los tres protagonistas que tenemos entre medias de estos dos, por la edad, para mi, dejan mucho que desear. No convencen cuando tienen que hacerlo así de simple y por mucho peso que tenga Bhrül en la película. Se debería de haber trabajado más en este aspecto, pero vayamos dejándolo para ellos mismos.
Muy buena su fotografía y gran elección de la música. Esos minutos en la fiesta con Bowie de fondo, aún faltándole garra, son dulces de llevar a la boca. Como dulces las texturas de la noche, sus luces y sus sombras. El frío de la nieve, los pies hundiéndose en ella. Atrezzo y mobiliario retro/futurista y el color en líneas generales.
Ver “Eva” y dejaros robotizar. Yo que nunca me he gastado dinero en el cine español (“La piel que habito” es caso aparte), os aseGuro que no es dinero malgastado 2C sobrE todo, si te gusta disfrutar del cine.
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