lunes, 5 de marzo de 2012

Te desvaneces.



Caminas arrastrando los pies, rozando la vida, el aire y el polen que nos rodea.
Cabizbajo caminas tropezando en minúsculos obstáculos que dejas atrás.
Manos resguardadas y  barbilla tapada. Tu pelo ya cubre parte de tu vida. Tu vida, más gris que el mar Negro, sólo está falta de humo, fuego y muerte.

Caminas, caminas y no eres capaz de teclear una sola nota que te algo de vida. Te arrastras sin dejar apenas huellas. Marcas que identificaran tu fría y asfixiante presencia.

Levantas la cabeza y no ves nada frente al m espejo. Por más que miras, por más que buscas, sólo hay una gran transparencia. Una masa gris que traspasa esa puerta. Que aun siendo masa inapreciable, se dignan a concederte un camino. Camino que sigues arrastrando tras de ti sin apenas huellas, sin apenas gotas de ese mar Muerto. Sin apenas nada... llegas a las escaleras.

Dónde están las flores? Qué haces ahí sin las últimas flores para el hospital? Pero te apagas, se te cierra tu vista oscura y frÍa. Y miras hacia todos lados buscando donde poder desvanecer, sientes que tu mismo te ccomes, te hielas por dentro, te esfumas.

Todo va de gris a negro y cada vez toddo más lento, más denso. Me apago, me apago y apenas veo el color de las flores. Sólo quiero morir o dormir para siempre. Sólo quiero, que las últimas flores  del hospital, sean para mi.

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