sábado, 30 de julio de 2011

La mano del diablo - Brais Rodríguez

Un grupo de soldados recorre el territorio asignado destruyendo pueblos y eliminando a los supervivientes hasta que uno de los miembros del grupo resulta herido en una emboscada. Obligados a buscar ayuda para su compañero, acaban encontrando refugio en la casa de unos campesinos que, en otras circunstancias, hubieran sido el blanco de sus acciones... En la esencia de La mano del diablo está un sólido alegato contra la sinrazón de la guerra y la forma en la que ésta afecta al comportamiento de quienes participan en ella.

A Brais Rodríguez, ganador del premio Injuve 2010 en el apartado de cómic e ilustración, y del Premio Castelao 2010 por La mano del diablo que ahora se publica, le interesaba hacer una historia bélica, donde los protagonistas, que deben penetrar en un lugar ajeno a ellos y completar una misión, demuestran pasividad moral en sus violentas acciones, masacres ante las que ni siquiera revelan un ápice de piedad.

Con un dibujo en blanco y negro que dota de dinamismo a la lectura, el autor coruñés plantea una narración marcada por escenas elípticas tendente a evitar una explicación constante de los sucesos y que busca la colaboración del lector en la interpretación de la historia; asimismo, le resultó interesante darle un papel antagonista a la naturaleza, al azar y al destino: “La intención fue que, en el viaje de los soldados, sus enemigos (muy débiles, pero existentes) y el entorno pusiesen en tela de juicio su comportamiento y sus actos”, confiesa Brais Rodríguez.

Colección: Colección Sillón Orejero
Rústica con solapas
B/N. 72 páginas.
Precio: 10 euros.
Próximamente

Fuente: Atiberri Ediciones

viernes, 29 de julio de 2011

Yes we camp! Boceto de una (R)evolución

Antología sobre el movimiento 15-M coordinada por Tomeu Pinya y Pere Mejan que se presenta a priori muy interesante, a falta de ver en qué se concretan las diferentes colaboraciones (no se detalla en la información avanzada por la editorial), entre las que se encuentran Paco Roca (Arrugas), Miguel Gallardo (María y Yo) o Jan (Superlópez), entre muchos otros.

Los dibujantes han participado realizando historietas o una ilustración para la ocasión (caso de Alex Orbe, Miguel Porto o Jan), en función del tiempo disponible, mientras que otros colaboradores han escrito textos sobre el 15M (Eduardo Punset, Isaac Rosa, Lourdes Lucía o Íñigo Sáenz de Ugarte). Algunos de las colaboraciones han recuperado textos o cómics apropiados para la ocasión (caso de Paco Roca, Carlos Giménez o Vicenç Navarro), aunque no se hayan realizado expresamente para Yes we camp!.
De entre los colaboradores, mencionar que Enrique Flores mantiene un diario dibujado sobre el movimiento 15M en Madrid (que ha recopilado también en un libro).

Descripción facilitada por la editorial: "Este libro no ha sido decidido en asamblea. No se ha refrendado su contenido, ni la elección de autores ha sido participativa. No es un libro horizontal, ni todos los que en él escriben han estado quizá acampados en ninguna plaza. Pero nace de nuestras mejores ideas para contribuir a lo que ha conseguido y está por conseguir el movimiento de concienciación ciudadana que es el 15-M. Es un libro plural, y esa pluralidad y naturalidad organizativa sí son espejo de lo que queremos difundir. Como dibujantes y escritores, sentimos que teníamos una responsabilidad y una oportunidad únicas para participar más allá de levantar las manos en una asamblea (que en sí es todo un gesto). Todos los que hablamos en estas páginas lo hemos hecho sin ánimo de lucro, por el afán de contagio de las ideas del 15-M. Esperamos que lleguen muy lejos, y que todos disfrutemos de la transformación social que suponen. Al fin y al cabo se trata de hacer un mundo mejor, y en eso estamos todos de acuerdo".

Autores:
Varios
 Editorial:
Dibbuks
 Fecha:
Anunciado para "la última semana de agosto".
 Formato:
128 pgs color y b/n, tamaño 17x24 cm, tapa blanda con solapas
 Precio:
9,50 €

 Fuente: Guía del Cómic.es

lunes, 25 de julio de 2011

De mi Neurosis, a la de Anders Behring Breivik (El asesino de Oslo)

Madrid, viernes 22 de Julio – Son las tres de la tarde y echado sobre una de las camas del Hostal Salamanca, me dispongo a ver las últimas rampas que llevan a la cima del Alpe D´Huez (aún se llevará un tiempo). Y aprovecho, de paso, para descansar tras las cuatro horas de viaje y mentalizarme para lo que realmente hago en Madrid.

Oslo, viernes 22 de Julio – Tres de la tarde y todo en la ciudad de la paz, en la ciudad donde nunca pasa nada, sigue sin pasar nada. Todos sus ciudadanos, todo el planeta es ajeno a posibles fracturas emocionales. A rupturas de un sistema digno de alabar y que todo el mundo envidia. Un lugar donde la paz y el bienestar, viven por encima de todo.

Mi paz y bienestar eran como la de esos noruegos o ciudadanos del mundo que allí residen. Nada podría alterar mi sistema nervioso, nadie vendría a hacer cambiar mi estado de felicidad, aunque no estuviera en Oslo o a lo sumo, en Noruega.

Madrid, viernes 22 de Julio – Las siete de la tarde. Todo ha acabado: el espectáculo de Contador, mi descanso y la paz en Oslo (soy ajeno totalmente). Emprendo mi camino hasta el infierno, sé lo que puedo encontrar, pero no de que forma. Llego a la puerta y veo que en la sartén hirviendo todo es muy puntual, exageradamente puntual (lo veo perfecto) y tempranero (no me gusta tanto), pero no hay nada perfecto en este mundo imperfecto.

Oslo, viernes 22 de Julio – Siete de la tarde. Aún ajeno, siguen sin llegarme esas ondas expansivas o zumbidos de bala. ¿Cómo?, si estoy en el paraíso, pero que en breves momentos, me desvestiré de él. ¿Cómo?, si es impensable que nada, ni nadie pueda alterar despojando de sus vidas esa alegría, tranquilidad y frialdad que habita dentro de ellos.

Madrid, viernes 22 de Julio – Salgo del infierno (once de la noche), donde para mi ha sido todo un paraíso musical. He sentido y visto las ondas magnéticas de Karma To Burn. Magnífico Stoner-rock metalizado que ha servido como gran entrante para el éxtasis de intensidad, oscuridad y brutalidad que estaba por venir.

Si, he visto a Neurosis. Más de una década sin pisar tierras españolas y tengo que confesaros, que el infierno, no es tan diabólico, cuando se os sirve de manera especial, única e irrepetible. No hay infierno malo, cuando a pie de tierra, todo es dolor, sufrimiento y lágrimas. Neurosis demostraron ser lo que son en el mundo del metal, hoy día. Nos quemaron la piel, perforaron nuestros oídos, secaron nuestra piel y rompieron nuestras cervicales. Nos tuvimos que rendir.

Madrid/Oslo – 23 de Julio – Nueve de la mañana y habiendo sido escupido a la vida real, me encuentro con la actualidad más terrorífica, angustiosa, amarga, dolorosa e inconcebible. De cintura para arriba, he dejado de existir, no me encuentro bien, este no es mi cuerpo. Y mis ojos, lo único servible y ojalá los hubiera mantenido en el letargo, leen el terrible y espantoso atentado en Oslo y la isla de Utoya del día anterior. ¿Fue una señal tanta paz, placer y vivencias casi exóticas, lo de mi día en Madrid y la vida de y en Noruega?

¿Fue “Neurosis” que en términos clínicos psicológicos viene a referirse a trastornos mentales que distorsionan el pensamiento racional y el funcionamiento a nivel social, familiar y laboral adecuado de las personas, lo que tuvo Anders Behring Breivik, la tarde del 22 de Julio? Alterando la vida de por vida, de Noruega y de los familiares, principalmente, de los noventa y dos fallecidos, terriblemente cosidos a disparos, unos, y explosionados, otros.

Del paraíso al horror. De un defectuoso mundo que a veces te da pequeñas alegrías o te hace vivir en armonía, para volver rápidamente a sus grandes agonías. Todas provocadas por el ser más terrible, normalmente; con ideologías que se alejan de lo normal, una creencia religiosa peligrosa y con muchas ganas de poder.

Escrito para Teleprensa.es/murcia

domingo, 17 de julio de 2011

El monje y la hija del verdugo - Ambrose Bierce

En 1680, el monasterio de Berchtesgaden en los Alpes bávaros fue el escenario del desgraciado amor entre un joven franciscano y la hija de un verdugo. Dos siglos más tarde, Ambrose Bierce interpretó los siniestros pormenores de la leyenda hasta convertirla en su única novela y en una de las cimas de la literatura gótica.

La editorial Libros del Zorro Rojo, se ha encargado o encargó hace unos  meses de editar esta joya (yo acabo de conocerla), es lo que estoy leyendo, una edición en cartoné con sobrecubierta por 22`90 euritos de nada.

Como podéis ver, las ilustraciones de Santiago Caruso, son impactantes, bellas y oscuras. Una maravilla.

Ambrose Bierce nació en Ohio en 1842. Su humor macabro y su gusto por las historias fantásticas y misteriosas pronto le acarrearon fama, siendo su obra más conocida "El diccionario del diablo". Se le considera el heredero literario de autores como Edgar Allan Poe o Nathaniel Hawthorne, y a su vez, inspirador para un autor del calibre de H.P. Lovecraft. Su vida, como no podía ser menos, también tiene toques misteriosos, y es que el autor partió en 1913 hacia México, donde se unió al ejército de Pancho Villa como observador. Sin embargo, tras llegar a Chihuahua, su rastro se desvanece y la última noticia que se tiene de él es una carta enviada a un amigo y fechada el 26 de Diciembre de ese mismo año.






Funte: Papel en blanco

viernes, 8 de julio de 2011

El codex de cabecera de un pecador.

CODEX GIGAS, LA BIBLIA DE SATANÁS.

En estos días que sólo se habla de la desaparición del manuscrito original del Códice Calixtino, fechado en el siglo XII, me ha venido a la mente otro códice, tambien de esas fechas, siglo arriba, siglo abajo(al diablo, como a la Presley, digo yo, que no se le notara). No solo ha sido el robo, será también este calor abrasador que tenemos, que me lleva a pensar que así debe de ser el infierno, ese infierno al que seguramente iré de cabeza por tener pensamientos impuros a todas horas del día y de la noche(sobretodo en la siesta, como to quisqui), por tenerlos, encima (o debajo, según se tercie) con quien no debo, por saltarme reglas que no deberían de existir, y muchas cosas mas que hacen de El Código del Diablo mi manual de cabecera.


El Códex Gigas fue considerado como una de las octavas maravillas del mundo, posee 624 páginas, y tiene las medidas descomunales de 92 centímetros de alto, 50,5 centímetros de ancho, 22 centímetros de profundidad y un peso de 75 kilos..

De su original de 320 hojas fueron arrancadas, no se sabe por qué ni por quién, ocho de ellas, en las cuales estaba escrita la Regla de San Benito. El resto, compuesto por cinco grandes textos, contiene una copia de la versión Vulgata de la Biblia que no incluye los Hechos de los Apóstoles ni el Apocalipsis, que son de una versión anterior, seguida por La Guerra de los judíos y las Antigüedades judías de Flavio Josefo. A continuación aparecen las Etimologías de San Isidoro de Sevilla, un breve tratado de medicina, el Nuevo Testamento y, por último, la Crónica de Bohemia de Cosmas de Praga.

También contiene una serie de textos menores como pueden ser conjuros, varios tratados de historia, etimología y fisiología, así como un almanaque de necrológicas o el listado de los monjes que habitaban el monasterio.

También conocido como La Biblia del Diablo, cuenta la leyenda que este nombre se debe a que su autor, un antiguo monje del monasterio que había roto sus votos, cometió un grave crimen por el que fue condenado a morir emparedado. Ante tal tesitura, propuso a sus jueces crear esta magnífica obra, compendio del saber de entonces, en una sola noche para expiar su pecado pero, una vez puesto manos a la obra, y vista la imposibilidad de cumplir con su compromiso, ofreció su alma al diablo a cambio de su ayuda. El diablo terminó el trabajo en el plazo previsto y el pecador, agradecido, le dejó reflejado en la imagen que podéis ver a continuación:


Se cree que se terminó de escribir en 1230, desde entonces se ha cuestionado quien lo escribió y por qué lo hizo, la caligrafía del libro es muy constante por lo que no se sabe si fue un solo escritor o varios. Algunos investigadores tras pruebas de caligrafía y grafología, llegaron a la conclusión de que, desde sus formulas de tinta idéntica, hasta su caligrafía autodidacta, hasta su controversial contenido, fue escrita por tan solo un autor, algún  monje cautivo voluntariamente (la palabra inclusus se ha interpretado como emparedado vivo, pero su verdadero significado es más cercano a recluso), un monje solitario en una celda sola, intentándose alejar del mundo para crear el trabajo de su vida y  la posibilidad de reflexionar sobre los conceptos del bien y del mal.

Para finales del siglo XIII, el Codex es ya muy famoso y el monasterio de benedictinos de Podlažice en graves condiciones financieras, venden el manuscrito a los cistercienses de Sedlec, a instancias del obispo Gregorio de Praga. Más tarde, sería comprado de nuevo por los benedictinos, pero esta vez en el monasterio de Břevnov, financiando la compra el arzobispo de Praga,En todos los casos, el manuscrito siempre se encontró en sus orígenes dentro de la provincia de Bohemia, en la República Checa.

Allí estuvo hasta que en 1594, Rodolfo II el príncipe heredero a la corona, Rodolfo II, rescata el manuscrito gigante de la oscura celda monacal de Broumov, incorporándolo a sus espléndidas colecciones de objetos raros. El emperador contrata a personas para que le traduzcan pasajes y se envuelve en las páginas del libro incluyendo el dibujo del Diablo. Rodolfo, propenso a la melancolía desde pequeño, se vuelve antisocial, errático y paranoico, se mantiene encerrado en su castillo, hasta que su propia familia lo despoja del poder, y muere solo, sin ningún heredero para vengar su nombre.

Medio siglo más tarde, tras la Guerra de los Treinta Años, el castillo fue expoliado por el ejército sueco y el libro, junto a muchos otros tesoros, pasaron a formar parte de la colección de la Reina Cristina de Suecia. Cuando ésta marcha a Roma, el libro se queda en su palacio.

1697, Estocolmo, viernes 7 de mayo. Dentro del castillo Real yace el cuerpo del fallecido Carlos XI, sin saber por qué, el castillo se incendia, la familia Real huye por el pánico y los trabajadores del castillo regresan para salvar lo que puedan, según la leyenda un sirviente toma el gigantesco Codex y lo salva de la quema. Los investigadores creen que es por eso que las letras tienen como sombras que parecen quemaduras e igualmente dejaría la evidencia de tinta derretida, cubierta quemada, extremos rotos, pero las evidencias no se encuentran claramente en ningún lado, pero peculiarmente la sombra sigue un patrón regular ya que solo aparecen en las páginas cerca de Satanás.


Desde entonces se encuentra en ese país, primero en la biblioteca real y más tarde, desde 1877, en la biblioteca nacional de Suecia, en Estocolmo.

Mito y leyendas, lo cierto es que el Codex Gigas ha conservado su poder de atracción hasta día de hoy. De un precio incalculable, ha sido codiciado por muchos y los intentos de robo se han repetido a lo largo de la historia. Temor y obsesión, quien sabe si con algún mensaje oculto o sobrenatural que todavía permanece allí, esperando a que algún  lector se atreva a descifrar las auténticas palabras del Diablo.


Yo, de momento, siguo intentando descifrar las facturas de la luz, auténticos conjuros del S.XXI...


Fuentes:

http://www.kb.se/codex-gigas/eng/
http://es.wikipedia.org/wiki/Codex_Gigas

miércoles, 6 de julio de 2011

Una mujer, una pistola y una tienda de fideos chinos - Zhang Yimou (2009)


La carrera de Zhang Yimou está más que avalada con trabajos de la categoría de “El camino a casa” (2000), “Hero” (2002), “La casa de las dagas voladoras” (2004), y “La maldición de la flor dorada” (2006). Estos, de su última etapa, pero no puedo dejar de mencionaros títulos como “Sorgo Rojo” (1987),  La semilla de Crisantemo“ (1989), o “La linterna Roja” (1991). Películas galardonas en varios de los festivales más importantes del planeta. Yimou, fotógrafo aparte de director, ha dotado a muchas de sus historias de una bellísima e impecable fotografía, llegando incluso, a dañar la vista del preciosismo que derrocha.

Es imperdonable no comenzar hablándoos (si decidís verla) que el apartado técnico, ya sea la dirección, fotografía, iluminación, sonido, etc., como el aspecto visual, son de tal magnitud, que llegas a esa fase emocional, donde puedes fantasear con sus noches, sus paisajes, sus colores y su brutal belleza, a veces a cámara rápida, otras, ralentizada. No estaría bien no deciros, que sólo por esto, merece ser vista. Tú, de ojos tristes y vida gris, necesitas una bofetada de fideos chinos para alegrar ese estado senil.

Una mujer, una pistola y una tienda de fideos chinos” es un remake de la famosa película “Sangre fácil” (1984), de los hermanos Coen, cuya historia se traslada en este caso a China, donde el triste Wang es dueño de un bar de tallarines en una ciudad perdida. Su mujer tiene una aventura con un empleado en el bar, un hombre tímido llamado Li, que, muy a pesar suyo, debe esconder la pistola que su amante compró para matar a su marido. Pero Wang les observa y soborna al agente de policía Zhang para matar a la pareja. Sin embargo, nada es lo que parece, el plan perfecto se torcerá, la sangre correrá y la violencia hará de las suyas…



Y tanto que se torcerá el plan… hasta el punto de sentirte (tú) un nuevo personaje más dentro de esta historia, con ganas de enderezar por lo menos sus papeles, ya que la historia, desde pronto empezará a oler a absurdo. Y no porque sea absurda debe de ser mala, hay que saber distinguir. Todo depende de cómo hayas pasado el día y posiblemente y principalmente, según los gustos y las ganas que  tengas de ir engullendo poco a poco, una historia tan  peculiar. Como digo, un trabajo desatinado en su parte argumental y unos personajes, sin una definición ni precisa, ni exacta. Actores algo perdidos entre tanto fideo y retales de ropa (full de colores), más bien sacados del baúl de Aghata Ruiz de la Prada (y sin ofender). 



Asistiremos a una trama que se irá enredando como un tallarín en tu tenedor, de manera incomprensible e irrisoria. Sorprendentemente, seremos testigos de una cadena de sucesos que claman al cielo de los ingenuos y a la vez, del absoluto desconocimiento. Por momentos, seremos el amante, el policía o la mujer del jefe… o el propio jefe. Pero nunca te declinarás sobre uno/a en concreto, porque no hay por donde atraparlos. No te atraen, no te enganchan, no te seducen. El jefe del restaurante que soborna al policía para descubrir posibles engaños de su mujer con uno de los obreros. La mujer de éste, que compra una pistola y no para tenerla colgada en la pared. Li, el amante, con más miedo en las piernas que en el corazón, no sabrá ni mantenerse de pie, aunque, asombrosamente, tendrá una labor vital. El policía, cegado y enneciado con la pasta, pero esta vez hablamos yuans del jefe. Y los otros dos cocineros, en su mundo y con sus “cuentas”.

Y de un granito de arena, o, de una pequeña bola de masa, pasará a convertirse, como en una de las primeras secuencias. En una gran masa que acaba frita y preparada para ser comida… o escupida. Una mujer, una pistola y una tienda de fideos chinos, de lo absurda que puede llegar a ser, de carecer, creo, de ese humor negro de su original, pasa a ser una broma aceptable. Impecablemente dirigida, visualmente mágica y de un “sonido”, que insonoriza todo lo demás. Pero nada más.

lunes, 4 de julio de 2011

Gusto y sentido común para realizar un festival.

Beyoncé hace historia en el Festival de Glastonbury. Os cuento, quiero confesar que la semana pasada, cuando vi a Beyoncé encima de uno de los escenarios del mítico y legendario Festival de rock celebrado en Pilton (Inglaterra), me tembló el alma y se me nubló la vista. No, no por su físico, sino por lo que significa que una estrella de la talla de esta chica y del tipo de música que baila y canta (principalmente), triunfe como lo hacían años atrás bandas hoy día, consagradas dentro de la historia del rock, hard-rock, indie-rock, etc. Me sorprende ver a Coldplay en otra edición de Glastonbury haciendo un cover de Kily Minogue (Can´t get you out of my head). Me ruboriza pensar que se unan, adosen, mezclen, integren, ciertas bandas o solistas, con otras bandas y solistas totalmente opuestos entre ellos en un festival de equis estilo. Me presento en un concierto de Slayer, Sepultura y Deftones (Metal duro), por ejemplo, donde entre estos grupos, actúan: Marlango, La oreja de Van Gohg y Amaral (Pop y algo de Pop-rock) también. Y os juro, que me da un sincope. ¿Cómo se comen esto?

No estoy en contra de ningún evento musical -asisto a los que puedo y gustan-, todo lo contrario. Respeto, cosa que de más joven no lo hacía (tonterías de la vida), todos los gustos musicales que pueda la gente. Pero creo que no se está teniendo coherencia, sentido común o gusto a la hora de configurar el cartel del festival que se vaya a realizar. O me estoy equivocando en mi teoría, o alguien no está cuerdo. Si no es así, que me lo expliquen, que yo prestaré la suficiente atención como para que no me queden dudas. Pero, a ver quien me explica a mí, que Julieta Venegas actué en el Festival de Benicássim de este mes de Julio, compartiendo cartel con grupos como: Arcade Fire, Portishead, Artic Monkeys, Primal Scream, Nudozurdo, Atom Rumba o Friendly Fires, por citar algunos. Rock, trip-hop, electro-pop/rock. Y no soy yo el que se asusta (sólo me sorprende), si no los cientos de jóvenes que van a asistir a él.

Y de sorpresas a paradigmas de la vida que se producen en estos mismos eventos de los que le hablo, o, simplemente, de algún concierto en concreto. Leo en un diario y de la propia redacción del diario (ahora tampoco vienen firmados todos los artículos con nombres y apellidos) que el asombroso y envidiable Azkena Rock de Vitoria (diez años ya) y uno de los mejores festivales de música que se realiza en España de género y fuera de él. Que ha sido más bien, una descarga de decibelios, que de contenido. Grupos consagrados, viviendo de su pasado.
Otros, queriendo hacerse más duros y perjudicándose a ellos mismos. Y a donde yo quiero ir a parar y las casualidades. Resulta que los más veteranos, son los únicos en salvar el festival. No será que el redactor sin nombre, sea predilecto de estos últimos, de la misma edad o aproximada y el resto le sobre, literalmente. ¿Dónde está el respeto?

Me centro ahora en Israel a raíz del último concierto de Bob Dylan en Tel Aviv, donde derrochó más antipatía que música y poesía. Hubo gente, incluso, que pidió que le devolvieran su dinero. Los israelitas que concierto tras concierto sufren largas horas de espera (por la seguridad) y se tienen que contentar con un sonido pobre y una iluminación mínima, desaprovechando multitud de avances tecnológicos. Lloran, me imagino, por todo lo que el resto del mundo y Europa tienen en lo que a conciertos se refiere.

El ser humano es egoísta, inconformista, de comportamientos extraños, de tomar decisiones inconcebibles (agradando a unos, jodiendo a otros). El ser humano, es cada vez menos humano y más divino. Criticamos, saciamos nuestra hambre musical, olvidamos todo con un par de canciones. Unos, todo y otros, nada. Carteles que te dejan a ‘cuadros’ y críticas que te aterrorizan.

¿Cuándo empezaremos a ser personas con los pies en la tierra? ¿Cuándo hablaremos o actuaremos para agradar a todo el mundo? Yo, no entiendo ni a la humanidad, ni al mundo del espectáculo musical.

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